Orientaciones del Padre Provincial de Holanda

Joannes van Deene sj





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La provincia de Holanda ha celebrado un Symposium. La consulta de provincia ha resumido el trabajo que ha realizado y ha facilitado la redacción de algunas directivas para la carta del P. Provincial de Holanda del 17 de mayo 1970. He aquí, brevemente, algunas de sus ideas principales:

1. Nuevo discernimiento.- Es indispensable la serenidad para juzgar los cambios profundos que se operan no sólo en la Compañía sino en el mundo y en la Iglesia: hay que estar dispuesto a oír y a aprender, y a juzgar con una nueva luz.

2. Culpabilidad y conversión.- Nuestra historia presente nos invita a ser humildes. Nuestra humillación presente no ha sobrevenido sin culpa de los superiores y de los súbditos: nos ha faltado comunicación íntima, apreció mutuo: éste ha sido el origen de muchas de nuestras amarguras. Pero somos injustos si atribuimos este defecto a la espiritualidad ignaciana, como si llevara al individualismo: porque esa espiritualidad fue capaz de crear en un principio una comunidad de amigos en el Señor.

Nuestra falta de amor proviene, en general, de nuestra falta de unión en Cristo, porque no oramos bastante, ni buscamos el retiro, la contemplación y la reflexión inspirada en la Escritura.

Porque nuestro fracaso es en gran parte por nuestra culpa, necesitamos una conversión. Hemos perdido la libertad de los hijos de Dios y hemos caído en la esclavitud de los conflictos ideológicos y de la emocionalidad.

3. Libertad espiritual.- Libres de toda ambición, incluso la de ser grandes como orden religiosa, brotara en nosotros libre la fuerza del Espíritu, que nos llevará a reconocer núestra propia identidad: somos célibes, que seguimos a Jesucristo, basados en una reflexión sobre el Evangelio con la ayuda de los Ejercicios y del discernimiento espiritual.

Si somos verdaderamente libres de espíritu no perderemos la paz en medio de los cambios, que exige un Instituto en movimiento; reconoceremos en nuestra propia historia una semejanza con la Historia de la Salvación con sus tres etapas de gloria, destierro y de fe robusta en Dios.

4. Corrientes y orientaciones.- Trata de aplicar en este último párrafo de la primera parte de su carta algunos puntos concretos, que deben orientar el futuro gobierno de la Provincia:

a) La tendencia de los jóvenes que buscan con mayor interiorización y oración, no debe ser juzgada como un "neoespiritualismo", sino que debe fomentarse como propio de nuestra vocación, como sana reacción contra cierto humanismo, con tal que no se aíslen y que contribuyan a la renovación de toda la provincia.

b) Hay que favorecer el estudio de la espiritualidad y de la historia de la Compañía, como medio de profundizar en nuestra propia identidad.

c) La tendencia a mantener contacto con los que han dejado la Compañía, puede ser buena si se mantiene la distinción entre los que somos religiosos con peculiares compromisos, y los que no lo son, y si reconocen también los campos de acción que son propios de cada uno.

d) No es posible, como algunos querrían, dar normas precisas ni prohibiciones muy concretas, porque no se puede contener con disposiciones abstractas, ni exponerse a provocar reacciones contraproducentes. Prefiere insistir en la necesidad del dialogo: es una de sus principales ocupaciones como Provincial, es una especialmente con cada uno, dándole oportunidad para que se tomen en cada caso las decisiones que en conciencia se deben tomar. Pide un voto de confianza.

e) Las relaciones interpersonales humanas no bastan para resolver nuestra situación: hay que asentar el fundamento del amor a Cristo y al Evangelio, que es el origen de nuestra comunidad.

f) Algunos reconocen la profundidad del cambio, pero siguen trabajando serenos y llenos de fe en ministerios tradicionales. Otros, pertenecientes a grupos de jesuitas mixtos experimentan el tránsito de unas formas tradicionales de "trabajo jesuítico “a nuevas formas de "jesuitas trabajadores" en otros ambientes. Los planificadores deben establecer formas de colaboración entre estos dos grupos de jesuitas, sin olvidar a los ancianos y a los enfermos, y a los que actualmente trabajan en misiones exteriores. Hemos de construir una "ciudad de paz”.









Texto resumido facilitado por el Servicio de Prensa del Centrum Ignatianum opiritualitatis, Roma, octubre 1970.
Boletín de espiritualidad Nr. 7, p. 13-15.


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