Ejercicios en Villa Cura Brochero

G. Sánchez Vera sj





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0. INTRODUCCION (*).

Terminamos estos recuerdos de NUESTROS MAYORES con una carta del P. Gil Sánchez Vera, dirigida -ese año de 1918 en que comienza la Provincia Argentino-Chilena- al P.Provincial, para dar "...alguna noticia, no sólo sobre los Santos Ejercicios que allá hemos dado este año... si no también en general sobre la famosa casa en que éstos se dan, levantada gracias al incansable celo del Sr. Cura D. Gabriel Brochero en el pueblo del Tránsito, y que hoy ya lleva el nombre de este venerable sacerdote" (2).

La casa había sido inaugurada por el Cura Brochero en 1878, y cuarenta años después funcionaba el mismo caserón primitivo. Y los Ejercicios Espirituales, se seguían dando con la misma seriedad: "... duran... siete días completos, y el silencio se observa en ellos con todo rigor... Dos o tres veces cada tanda toma disciplina en la capilla...Muchos actos de éstos he presenciado y dirigido en las veces que he dado allí los Ejercicios -escribe el P.G.Sánchez Vera-, y jamás he notado el más mínimo desorden...".

El mismo ambiente de la Casa es riguroso:"...unos aposentos desmantelados, fríos y húmedos, más propios para hacer dura y rigurosa penitencia...En éstos se alojan quince, veinte y hasta veinticinco ejercitantes, no teniendo la mayor parte de ellos otra cama que la que pueden formar con los arneses y aperos del caballo...Allí no hay sillas ni bancos en que sentarse... En estos últimos Ejercicios de 1918 se trató seriamente de comprar algunos colchones y catres de lona, como también bancos para la capilla, a fin de que los ejercitantes no estuviesen de pie durante las cuatro pláticas, que oyen cada día, y las dos medias horas de lectura espiritual, que tienen en la distribución ordinaria. . . " .

Estos hombres y estas mujeres que hacían Ejercicios, no desmerecían de la fe que "nuestros mayores" habían sembrado en nuestro pueblo fiel.

1. LA CASA DE EJERCICIOS.

Es Villa Brochero una pequeña aldea cuya población no pasa de 1000 habitantes. Está situada en un extenso y pintoresco valle poblado de largas alamedas y de grandes árboles de sombra y frutales. Lo limitan por el oeste algunas colinas de poca elevación; al contrario, al oriente tiene la gran sierra de Achala de 2,300 metros de altura. Está regado en toda su extensión por los ríos Panaolma (en cuya margen derecha se asienta la villa) y por el Minaclavero…

La villa no cuenta con edificios notables, si se exceptúa la iglesia parroquial, la escuela de varones y el colegio de niñas...Contigua a este colegio está la Casa de Ejercicios, en la cual se recogen para practicarlos, en diversas tandas, hasta mil y más personas cada año en los meses de junio y julio. Para esto viene gente de muy largas y remotas distancias, viajando por entre montañas y despeñaderos, pues en las sierras, si se exceptúa el camino llamado de Las Cumbres, hecho para automóviles, apenas hay otros que merezcan el nombre de tales. Se encuentran por consiguiente en las montañas grandes y hondos precipicios donde con frecuencia se ven los viajeros hasta en peligro de la vida. Ni es menos molesto y peligroso el intenso frío que se experimenta en los meses de junio y julio, ya en las altas montañas, ya en las llanuras y valles que muchos tienen que atravesar para llegar a la Casa de Ejercicios. Y nada serían tantas molestias si, al llegar a la deseada Casa, encontrasen allí las comodidades necesarias para reanimarse algún tanto y descansar algo de las incomodidades del viaje. Pero ¿qué es lo que encuentran a su llegada? Unos aposentos desmantelados, fríos y húmedos, más propios para hacer dura y rigurosa penitencia que para reponerse de las fatigas del camino. En éstos se alojan quince, veinte y hasta veinticinco ejercitantes, no teniendo la mayor par te de ellos otra cama que la que pueden formar con los arneses y aperos del caballo. Allí no hay sillas ni bancos en que sentarse, sino es que alguno los traiga de casa. Y como los más vienen de lejos, son muy pocos los que se toman este trabajo. Las mujeres, sin embargo, suelen ser más previsoras, y muchas traen un colchoncito ligero, o algunos pelloncitos de oveja sobre los cuales se sientan, pasan el día acurrucadas, y duermen de noche en vueltas en alguna manta, que añaden a estos pobres y escasos aparejos. En estos últimos Ejercicios de 1918 se trató seriamente de comprar algunos colchones y catres de lona, como también bancos para la capilla, a fin de que los ejercitantes no estuviesen de pie durante las cuatro pláticas, que oyen cada día, y las dos medias horas de lectura espiritual que tienen en la distribución ordinaria. Pero no hay que olvidar que esta iniciativa viene después de treinta o más años que la Casa está funcionando...

2. LOS EJERCICIOS ESPIRITUALES.

Duran los Ejercicios de cada tanda siete días completos, y el silencio se observa en ellos con todo rigor; y para más seguridad del mismo, se ha establecido una multa de diez centavos por la primera vez que se falte al silencio, y si la falta se repite, se pagan veinte. Y son tan puntuales los ejercitantes en pagar esta multa, que muchos la ofrecen espontáneamente sin que nadie se las cobre. Alguna vez se ha dado también el caso de enfermarse alguno, y como no se le cobrase multa por las veces que había tenido que hablar durante la enfermedad, al acabarse los Ejercicios se ha presentado para pagar hasta cincuenta centavos por las veces que, según él, había faltado al silencio.

Dos o tres veces cada tanda toma disciplina en la capilla, y en esto son también los ejercitantes muy fervorosos y puntuales, encargándose ellos mismos de avisar si acaso la disciplina se retarda algún día más de lo acostumbrado. Para llenar esta distribución, como siempre suele haber gente nueva, se hace primeramente una breve explicación, en la que se da a entender que la disciplina se toma con la menos ropa posible, etc. Después se reparten las disciplinas, aunque algunos no las necesitan, porque usan para este menester el rebenque del caballo, y por fin se apagan las luces. Luego se da principio a un canto muy pausado y lúgubre; al concluirse se dan tres solemnes campanadas, y al tocar la tercera comienza la disciplina; y otra estrofa del mismo canto con la misma solemnidad y pausa que antes, Al terminarse la estrofa se repite las campanadas y cesa la disciplina. Entonces cada uno toma de nuevo su ropa y vestidos, y mientras se cubren se reza el Credo en voz alta.

Muchos actos de éstos he presenciado y dirigido en las veces que he dado allí los Ejercicios, y jamás he notado el más mínimo desorden, lo que prueba primeramente lo acostumbrada que ya está aquella gente a esta distribución, y en segundo lugar el fervor y buen espíritu con que lo hacen.

Al terminar los Ejercicios da verdaderamente pena el ver lo enternecidos que salen al abandonar aquella Casa que, a pesar de su pobreza, los atrae de una manera irresistible. A veces se hace antes de salir una plática de perseverancia y despido de los misioneros. En ella los hombres lloran, gimen y derraman abundantes lágrimas y a las mujeres no hay quien las pueda consolar. Veces ha habido que las Hermanas han puesto buenas cantoras y música, a fin de despedirlas con alguna buena pieza que las distraiga y alivie; pero todo ha sido inútil, pues los llantos han superado y ahogado la música y el canto, y las mismas cantoras sin poder resistir se han puesto también a llorar. Todo esto no hay duda que conmueve al mismo misionero, y no tiene poco trabajo en contener también las lágrimas.

En estos últimos Ejercicios se han dado hasta siete tandas en las cuales han entrado más de 900 personas, y habrían pasado más de mil si la nieve y el intenso frío -de 15 a 20 grados bajo cero- no hubiese retraído a muchas de salir de sus casas para los negocios más urgentes. Era un frío insoportable el que hacía en aquellas montañas; sin embargo no faltaron ejercitantes hasta de puntos muy lejanos. Especialmente muchas animosas mujeres vinieron de la Paz, Champaquí, Alta Sierra, Cruz del Eje, Calamuchita, etc., lugares todos que se hallan a 20, 30 y 40 leguas de Villa Cura Brochero.

Las tandas más numerosas fueron una de 241 hombres y otra de 206 mujeres. Cinco muchachas renunciaron a volver a sus casas, y se quedaron al servicio de las Hermanas. Siete pidieron vestir el hábito religioso, y seis niños pidieron ir a nuestro Colegio Apostólico en Córdoba, para seguir la carrera sacerdotal, o vestir a su tiempo la sotana religiosa de la Compañía de Jesús»

Todas las tandas, así de hombres como de mujeres , cumplieron perfectamente y con toda docilidad y exactitud la distribución de los Santos Ejercicios, sin que se oyese ninguna queja, ni de los sirvientes de la casa contra los ejercitantes, ni de éstos contra los sirvientes, retirándose todos al finalizar los Ejercicios con un vivo sentimiento de haber de abandonar aquella casa : pero al mismo tiempo llenos de consuelo espiritual por las innumerables gracias y beneficios que en ella habían recibido del cielo.

Ahí tiene lo que me ha parecido conveniente poner en su conocimiento, así de los Ejercicios que en Villa Cura Brochero hemos dado este año, como también de la Casa donde éstos se dan, todo lo cual no dejará de interesar a muchos...

NOTAS

(*) Esta introducción ha sido escrita por el P. M. A. Fiorito sj.

(2) Esta noticia de la Casa y de los Ejercicios de Villa Cura Brochero nos llega sólo cuatro años después de la muerte del Cura Brochero. Sobre la manera cómo daba estos Ejercicios el mismo Cura Brochero, cfr. Dos Banderas, BOLETIN DE ESPIRITUALIDAD n.44, pp.1-4 y 7-23.









Boletín de espiritualidad Nr. 46, p. 35-39.


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