Una experiencia de Primera Semana

J. Centelles sj





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0. PRESENTACION (*).

Los Ejercicios Espirituales de San Ignacio se dividen en cuatro "semanas", que son como las partes en que se distribuye su materia, terminándolos todos "poco más o menos...en treinta días"(EE.4).

Es habitual, desde los tiempos de San Ignacio, dar solamente la "primera semana" (Const.649), e incluso solamente algunos ejercicios de la misma, más aún, puede completarse la "primera semana" con algunos ejercicios de la "tercera" y de la "cuarta semana", y terminar todo con el ejercicio del "Rey Eternal" (EE. 91-98) (13).

Esta última es la experiencia que aquí nos presenta J. Centelles S.I., realizada en Bolivia.

¿En qué consiste propiamente la experiencia?

San Ignacio recomienda, al que da Ejercicios, que esté muy atento a las "mociones espirituales" del que los recibe, a sus "consolaciones o desolaciones"; en una palabra, a los "varios espíritus" que lo agitan (EE.7-10) -más aún, si "el que da los ejercicios... siente que al que se ejercita no le vienen algunas mociones espirituales en su ánima...mucho le debe interrogar cerca de los ejercicios, si los hace...y cómo; asimismo de las adiciones... pidiendo (cuenta) particularmente de cada cosa de éstas" (EE.6).

Pero, por otra parte, recomienda también, al que recibe los ejercicios, que "después de acabado (cada) ejercicio... (mire) cómo le ha ido en la tal contemplación o meditación..." (EE.77).

Al autor se le ha ocurrido recomendar, a sus ejercitantes, que se fijen sobre todo, en su examen de oración, en las consolaciones y desolaciones que hayan sentido; y que las expresen en un "gráfico". En la "horizontal", van representados los "días" y las "horas" de oración -un "espacio" uniforme para cada "hora”-; y en la "vertical" la consolación está indicada por un "ascenso", y la desolación por un "descenso".

Ayuda a la interpretación que luego se hará del "gráfico" si el grado, por así decirlo, de la experiencia espiritual también queda señalado de alguna manera; o sea, un "ascenso" mayor o menor, según que la consolación -o la desolación- es más o menos notable”.

Resulta así un "gráfico" continuo, con sugestivos altibajos.

Se toman luego diversos gráficos -a ser posible, de personas temperamentalmente distintas- y se saca la "media" de todos, que es como un "gráfico-síntesis”: y a éste se lo interpreta -ya veremos luego cómo lo hace el autor- .

lo nuevo no es el escribir lo que se ha vivido en la hora de oración (14), sino el hacerlo en forma de gráfico; y el solamente indicar en él los grados, por así decirlo, de consolaciones o desolaciones (15).



Por razones prácticas, no podemos presentar todos los "gráficos" que nos ha enviado el autor, sino solamente el "gráfico-síntesis", que hemos tratado de reproducir lo más exactamente que nos fue posible (véase más adelante).

Resumimos así lo que el autor nos dice de esos diversos gráficos:

a. La línea es ascendente en su globalidad (esto ya se nota en el "gráfico-síntesis").

b. Hay gráficos muy quebrados, con subidas y bajadas más o menos acentuadas; mientras que otros son más suaves. Esta variedad corresponde a la diversidad de temperamentos.

c. Al principio todos bajan; y en el tercer día -sexta hora de oración- todos suben (Cristo en cruz).

Para terminar, digamos algo de los Ejercitantes.

Se trata de jóvenes que son en su mayoría indiferentes religiosamente (16) y cuya edad oscila entre los 18 y los 25 años. Han dedicado siete días a los Ejercicios, con la siguiente distribución primer día, con dos horas de oración -que sirven de introducción-; el segundo día, con cinco horas; y los demás días -salvo el séptimo, de cinco horas- tienen todos seis horas de oración.

Pero dejemos ya la palabra al autor de la experiencia.

1. UNA EXPERIENCIA DE PRIMERA SEMANA.

El primer día por la tarde se hacen solamente dos ejercicios preparatorios (por la mañana se reciben los ejercitantes): Salmo 139 (138 de la Vulgata), e Isaías 58,1-10.

El segundo día se dedica íntegro -con sus cinco ejercicios- al Principio y Fundamento (EE.23): Génesis 1,1-28; Mateo 25,31-46 y además Mateo 18,8-9, con sus repeticiones oportunas (EE.64).

El tercer día se meditan los Tres pecados (EE.45-52), dedicando el sexto ejercicio al "coloquio, imaginando a Cristo nuestro Señor...puesto en cruz" (EE.53-54), que se hace a medianoche, y con el uso de los instrumentos de penitencia externa (EE.82-87).

Eh el cuarto día se hace, a primera hora, una repetición ante Cristo en cruz; en la segunda hora, una meditación sobre la Eucaristía como presencia, aquí y ahora, de la Sangre redentora de Cristo y en la tercera hora, se participa de la Eucaristía. Por la tarde se inicia la meditación de los Pecados propios (EE.55-61) que dura hasta la mañana del día siguiente.

El quinto día, en la segunda hora, se medita sobre el Hijo Pródigo (Lucas, 15,11-32), como preparación para la Confesión (EE. 44); y en la tercera hora la Confesión -libre, por supuesto-, con una Eucaristía. Por la tarde y de noche, se hace el ejercicio del Triple Coloquio (EE.63).

En el sexto día se prolongan las peticiones de "aborrecimiento" de los pecados, del "desorden de mis operaciones", y de "las cosas mundanas y vanas", en el contexto de la Pasión y Muerte de Cristo.

El séptimo -y último- día, se dedica la mañana a las contemplaciones de Cristo Resucitado, como perdonador y consolador (EE.224), para terminar por la tarde con el llamado al Reino de Cristo (EE.91- 98).

Ha sido indispensable dar con detalle cada uno de los ejercicios, porque así podremos apreciar en qué meditaciones concretas los ejercitantes han sentido con mayor fuerza al Espíritu, es decir, han sentido más como consolación (17).

2. OBSERVACION EN EL GRAFICO-SINTESIS.

Ya dijimos que son los mismos ejercitantes, personalmente, los que al acabar cada ejercicio han reflejado, en gráficos, su impresión personal y subjetiva del grado de consolación -y desolación- experimentado.

3. COMENTARIO DEL GRÁFICO SÍNTESIS

a. Los tres primeros días hay más oscilaciones: indican la lucha inicial, expresada por S. Ignacio cuando dice que "...en las personas que van intensamente purgando sus pecados y en el servicio de Dios nuestro Señor subiendo...propio es del mal espíritu morder, tristar y poner impedimentos inquietando… para que no pasen adelante; y propio del bueno dar ánimo y fuerzas, consolaciones, lágrimas...y quietud para que en el bien obrar sigan adelante" (EE.315).

Esta contradicción de "espíritus", similar a la que S. Ignacio experimentó en Loyola (18), es decisiva para nuestros ejercitantes, por que se les abren los ojos para darse cuenta que en el corazón de cada uno hay dos fuerzas que se disputan el dominarlo. Además el contraste entre la consolación y la desolación es óptimo para que deduzcan por comparación, ayudados por las insinuaciones del que da los Ejercicios, la cualidad íntima de la consolación -el sentirse cerca de Dios (EE.316)- y la de la desolación -el sentirse lejos de Dios (EE.317) -.

Para que saquen el máximo provecho de estos días, no se les explican las "reglas para...sentir y conocer las varias mociones...y son más propias de la primera semana" (EE.313-327) hasta que hayan pasado por estos primeros vaivenes internos. Pero sí se les avisa que estas variaciones vendrán, que su presencia es muy buena señal y que resistir los bajones, sin acortar la hora de cada ejercicio ni abandonar la experiencia (EE.12-13), son las condiciones indispensables para el éxito total. Estas advertencias bastan para que se resistan las "depresiones" indicadas en el gráfico.

Sólo después de haber experimentado esto y haberlo aguantado con hombría, se les exponen las reglas de discernimiento de la primera semana. Esto se hace hacia el mediodía del tercer día, entre la tercera y la cuarta meditación, es decir, después del Pecado de los Ángeles, el de Adán y Eva, y el del Condenado por menos pecados que yo (EE.50-53). El momento es muy propicio, porque la lucha interna que han experimentado se encuadra en la Historia del Pecado que comienza con la rebelión de Satanás y se introduce en la historia, llegando a cada uno de nosotros por la caída de Adán y Eva, obra de la Serpiente (19).

Esto tiene mucho significado para estos jóvenes que, carro antes dijimos, son en su mayoría indiferentes: su experiencia interna los ha predispuesto a captar, el dramatismo personal experimenta do, la lucha entre el bien y el mal.

Desde este momento los ejercitantes toman los Ejercicios cono una lucha a muerte, y son conscientes de las fuerzas del mal que tienen que combatir, y de las fuerzas del bien que vienen en su ayuda y deben agradecer.

Todo esto determina que el Espíritu encuentre una colaboración más decidida, que-, unida al fuerte contenido de los cuatro ejercicios que siguen, hace que se rompa toda resistencia y se inicie la ascensión que culmina en el tercer ejercicio del cuarto día: la Eucaristía (véase el gráfico-síntesis).

b. Los ejercicios en los que se juega el éxito o el fracaso de toda la "semana" son: el Coloquio con Cristo en cruz (final del tercer día), meditación sobre la Eucaristía como presencia aquí y a- hora del sacrificio redentor de la cruz (segunda hora del cuarto día) y participación en la Eucaristía (tercera hora del mismo cuarto día). Por su importancia detallamos el ambiente de este bloque.

Para el Coloquio, con Cristo en cruz, se les enseña el uso de los instrumentos de penitencia: disciplina y cilicio; pero es crucial que se les anime a hacer "lo que se ofreciere" (EE.53), por acompañar a Cristo… como un amigo” (EE.54), por saber algo de lo que Cristo sufrió "...por mis pecados" (EE.53), y consiguientemente, "lo que debo hacer por Cristo" (ibídem).

El dolor de las penitencias, unido a la novedad de levantarse por la noche, tiene unos efectos verdaderamente notables: lo que más les impresiona es haber sentido algo de lo mucho que Cristo sufrió "por mis pecados". Eso queda reflejado en el gráfico-síntesis (y también en los gráficos individuales).

Gomo contrapunto teológico -y psicológico- indispensable, llega al día siguiente la Eucaristía. En ella todo lo .que en la noche anterior ha sido resquebrajamiento interior, se convierte en dulzura e intimidad con Cristo, que también "...por mí" prolonga su misterio de salvación en la Eucaristía, aquí y ahora, y sensiblemente -sacramentalmente- me ofrece su más íntima amistad para salvante del castigo al que "…yo merecía ser condenado para siempre por mis tantos pecados" (EE.48).

Así se comprende que la Eucaristía marque el punto cumbre, como prolongación del Coloquio con Cristo en cruz: véase el gráfico-síntesis.

c. En el cuarto ejercicio del cuarto día, se observa una bajada (véase gráfico-síntesis) -o una estabilización al menos, en algunos gráficos individuales-: puede ser, en parte, porque comienza una nueva materia -Pecados propios-, y en parte porque el mal espíritu suele "...morder y tristar y poner impedimentos" (EE.315) al querer el ejercitante entrar en el reconocimiento de los propios pecados.

Después sigue la línea ascendente, con alguna estabilización en el gráfico-síntesis (y algún bajón en los gráficos individuales). La Confesión -tercer ejercicio del quinto día,- marca también el punto de arranque hacia el fin, porque la manifestación de la conciencia, con la gracia del sacramento, abre definitivamente el corazón, y esto va siempre acompañado de consolación más o menos intensa.

4. UNA ACLARACION.

Son varios los motivos para poner, en el curso de esta "primera semana", algunas meditaciones de la Pasión y de la, Resurrección de Cristo.

Por una parte pareció que la manera más indicada para hacer arraigar el aborrecimiento de los pecados era meditar los "pasos" más dolorosos de la Pasión: es detenerse un poco más en el panorama de la vida de Cristo que San Ignacio nos presenta en EE.53.

Por otra parte pareció que las clásicas meditaciones de la misericordia con las que terminaba esta "semana" tenían su más fiel expresión en el Cristo resucitado que tiene "....el oficio de consolar (EE.224) y perdonar.

Además se buscó premeditadamente que la "primera semana" terminara de manera que se viese íntegramente el misterio cristiano en su totalidad, porque la mayoría de los ejercitantes se suponían que no harían -porque no podrían, o porque no serían aptos- el resto de los Ejercicios de San Ignacio.

La experiencia ha confirmado que sólo un 15 % de estos jóvenes era capaz de concluir el mes de Ejercicios.

5. UNA OBJECION.

Una objeción -tal vez entre otras- que se nos puede hacer es la siguiente: ¿no es esto una ingenua reducción del Espíritu a una estadística?

Aunque pueda parecer así, en realidad el gráfico no es sino una entre otras expresiones: lo que pasa es que no estamos tan habituados como a la palabra escrita.

Los gráficos tienen un gran valor de sinceridad confidencial: no lo expresan todo, sino solamente el "grado", por así decirlo, de consolación o de desolación.

Expresan, mejor tal vez que el lenguaje escrito, las variaciones internas sentidas, por estos jóvenes, y medidas, -en cuanto se puede- por los mismos interesados en el calor de la experiencia.

Y si alguien se sintiese insatisfecho con esta "gratificación" del Espíritu, se le podría decir simplemente: la experiencia de cerca de ocho años enseña que el ejercitante pasa, en los tres primeros días, por unas fuertes variaciones de espíritu; que la meditación de Cristo en cruz, las penitencias y la Eucaristía son el punto clave para la conversión y que la Confesión asegura el fruto de la conversión; y que, en este ambiente, el Señor da mucha consolación al contemplar su Pasión y su Resurrección.

Creemos, sin embargo, que la ventaja de estos gráficos, atan con las objeciones que se le pueden hacer, es que fijan en el papel, y de una manera que se intuye de una mirada, el paso del Espíritu; y que en una visión de conjunto se puede ver todo el proceso interior, mejor que si estuviera detallado por escrito.

Podemos añadir que los gráficos fueron un reflejo fiel -no decimos expresión exacta- de lo que fue la experiencia de estos jóvenes amigos, cuando nos la confiaron de palabra.

6. PARA TERMINAR...

Es evidente que la historia personal de cada ejercitante, con sus estructuras psíquicas y somáticas y con todo su pasado -familia, educación, trabajo...-, es irrepetible y única: de aquí nace que la expresión gráfica, tan limitada por el condicionamiento de sus dos únicas coordenadas, sea tan variada; y que sólo en un gráfico-síntesis desaparezcan las diferencias, y quede solamente lo común a todos.

Esto confín es el camino ascendente hacia Cristo, que primero experimentó el mismo San Ignacio, y luego escribió en su libro de Ejercicios : "...algunas cosas que observaba en su ánima y las encontraba útiles, le parecía que podían ser útiles a los otros, y así las ponía por escrito…(Autobiografía, n.99).

Si en algo pueden ayudar estas experiencias disecadas en rayas trazadas entre dos coordenadas, es para que el que da Ejercicios sepa qué momentos son los cruciales; y si alguno no los pasa en el momento exacto, el director debe saber esperar en paciencia, tener tacto en ver los engaños y "astucias del enemigo de natura humana" (EE. 7),y agudeza en descubrir las deficiencias del ejercitante -y también las propias- , a fin de ayudar a conseguir las gracias típicas de la "primera semana" de los Ejercicios.

Y si el ejercitante definitivamente no las consigue, es el momento de cumplir el consejo de San Ignacio: darle "... algunos de estos ejercicios leves hasta que se confiese de sus pecados, y...no seguir adelante en…ejercicios que están fuera de la primera serrana (EE.18).




Notas:

(*) La presentación de este trabajo ha sido hecha por M. A. Fiorito, y lo mismo las notas al texto, que van todas al final del mismo .

(13) La contemplación del Rey Eterna se hace dos veces el día correspondiente (EE.99): es pues para S. Ignacio un día de descanso (cfr.EE.227). La primera vez puede servir para recapitular la experiencia de la Primera semana; y la segunda, para introducir en la siguiente semana -si se sigue con ésta-. Créemos pues que puede servir para cerrar una experiencia "fuerte" de la Primera semana. Cfr. M.A.FIORITO, La opción personal de, S. Ignacio, CIENCIA Y FE, XII (1956) n.46, pp'. 47-48, nota 16; Memoria, imaginación, historia en los Ejercicios, ibídem, XIV (1958), pp.229-234; Noten para un estudio actual de los Ejercicios, ibídem, XV (1959), pp.267-269; Cristocentrismo del Principio y Fundamento, ibídem, XVII (1961), p.6, nota 10.

(14) El escribir el resultado de un examen -de conciencia o de oración- es muy tradicional. Cfr. S.ATANASIO, Vida de San Antonio, CUADERNOS MONASTICOS, X (1975), p.207, n.55, 9-11: "...anotemos nuestras acciones e impulsos del alma como si tuviéramos que dar informe a otro… Que ese informe escrito sea pues como los ojos de nuestros hermanos...". Aunque no fuéramos a mostrar a nadie lo que escribimos, es una manera de concretar el resultado de cada hora de oración.

(15) El examen particular resultaba ser- para S. Ignacio, un "gráfico”: véase la Versión Vulgata y la Versión prima de 1547, en MHSI. MIgn. Exercitia (edición 1969), pp.170-171 (edición Iparraguirre, p.205, nota 35).

(16) Incluso algunos son "militantes marxistas". Cfr.J.CENTELLES, Ejercicios de mes y lucha de clases, CIS (CENTBIM IGNATIANEM SPIRITUALITATIS), 1 (1974), n.l5, pp.42-49.Sobre la lucha de clases y el cristianismo, cfr. A.ELCHINCER (obispo de Estrasburgo, Francia), La colaboración entre cristianos y marxistas, OR. (Edición castellana)VIII (1976), n.39, papel y 12.

(17) Estando en Primera semana -y no en elección de estado- se puede admitir esta manera de hablar. Cuando se requiere mayor discreción, puede ser necesario, antes de hablar de "consolación" o "desolación", atender a la globalidad o totalidad de la experiencia y a su profundidad. Cfr. S.IGNACIO, Directorio (autógrafo), non. 11-12, 18 (edición Iparraguirre, p.279 y 281).

(18) S.IGNACIO, Autobiografía, n.8. Y el P. Cámara acota: “De aquí comenzó a tomar lumbre de la diversidad de espíritus".

(19) La manera de hablar de S. Ignacio… meditación sobre el primero, segundo y tercer pecado..."(EE.45)- insinúa que, además de la mera sucesión o distinción de pecados (cfr. en la Versio Vulgata, E. 52), hay conexión entre los Tres Pecados. Cfr. M.A.FIORITO, Memoria, Imaginación, historia en los Ejercicios, CIENCIA Y FE, XIV (1958), pp. 231-234.









Boletín de espiritualidad Nr. 47, p. 14-21.


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