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  • Hilario de Poitiers

    doctrina antropológica



    1. ¡Pero qué diferencia entre la ejecución de la segunda obra y la primera realización! ‘Dios tomó polvo de la tierra’. Se toma polvo y una materia terrena toma la forma del hombre o es preparada (para ser), y, pasando de un estado a otro, es transformada por el trabajo y el cuidado de un artista.
    En consecuencia, en un primer momento no tomó, sino que hizo; en un segundo, no hizo primero, sino que tomó y dio forma o preparó. (Super Psalmos 118 iod 7).

    2. Con fundados motivos se pueden admitir ambas ideas, desde el momento que las dos se desprenden del texto. El primero dice que lo ha formado para que apareciera lo que es, es decir el aspecto corpóreo; el segundo, en cambio, que lo ha preparado en vistas a lo que se dice después: 'Y sopló sobre él el espíritu de vida y el hombre se convirtió en un ser viviente'. El hombre ha sido preparado o formado, entonces, para este "soplo"; por el cual la naturaleza del alma y del cuerpo se habría de mantener unida por una alianza del soplo insuflado en vistas a la perfección de la vida.
    El bienaventurado Pablo sabe que tiene una naturaleza doble cuando dice que, según el hombre interior se complace en la ley, pero por otra parte, ve en sus miembros otra ley, que lo tiene prisionero bajo la ley del pecado. Por eso, lo que fue hecho según la imagen de Dios corresponde a la dignidad del alma. En cambio, lo que ha sido formado de la tierra, representa el inicio de su aspecto físico y de su naturaleza corpórea.
    Y porque Dios habló a otra persona cuando dijo: 'Hagamos al hombre', se reconoce un perfeccionamiento en tres tiempos en la creación y la formación del hombre, cuando fue hecho a imagen de Dios, formado a partir de la tierra, animado como viviente por la inspiración del espíritu, por estas razones el profeta da testimonio de que ha sido hecho y formado por las manos, y no solamente por la mano, porque en su creación no reconoce la acción de un solitario. Al mismo tiempo parece que fue una acción en tres etapas. (Super Psalmos 118 iod 8).

    1. El hombre interior

    1.1. "A imagen de Dios"

    3. [...] fue hecho a imagen de Dios. No es la imagen de Dios, porque la imagen de Dios es el primogénito de toda creatura, sino a imagen, es decir que tiene los caracteres de la imagen y semejanza.(Super Psalmos 118 iod 7).

    4. Primero debe recordar que la creación del hombre está contenida en dos naturalezas, a saber la del alma y la del cuerpo, de las cuales una es espiritual, la otra terrena [...] (Dios) hizo (al hombre) a partir de una naturaleza humilde y de una celeste, esto es, de alma y cuerpo. Primero nos creó un alma con aquella divina e incomprensible obra de su potencia.
    Pues cuando hizo al hombre a imagen de Dios, no hizo el cuerpo. El génesis enseña que mucho después de que el hombre hubiera sido hecho a imagen de Dios, tomó polvo y formó el cuerpo. (Super Psalmos 129 4-5).

    1.2. Naturaleza del alma

    5. A imagen de Dios fue hecho el hombre interior: racional, móvil, movente, pronto, incorpóreo, sutil, eterno. Cuanto hay en él imita la apariencia de la naturaleza principal: ya corre de una parte a otra, ya vuela en torno y aún más rápidamente de cuanto lo digo, ya está más allá del océano, ya vuela a los cielos, ya está en los abismos, ya recorre el oriente y el occidente. [...]
    El alma humana, en esta movilidad de su sentido, fue hecha a imagen de Dios, su creador, pues la movilidad del alma imita la naturaleza perenne de Dios, no teniendo en sí nada corporal, nada terreno, nada pesado, nada caduco. (Super Psalmos 129,6).

    6. Y la mente de cada uno es llevada por el instinto natural al conocimiento y la esperanza de la eternidad, porque [...] se piensa que el origen divino de las almas está presente en nosotros, cuando la mente reconoce en sí misma un no pequeño parentesco del género celeste. (Super Psalmos 62,3).

    1.3. Alma y espíritu

    7. Pues no hay duda de que la palabra ‘espíritu’ con frecuencia significa el alma. [...] (De Trinitate X 61).

    2. El cuerpo terrestre

    8. Pues cuando hizo al hombre a imagen de Dios, no hizo el cuerpo. El génesis enseña que mucho después de que el hombre hubiera sido hecho a imagen de Dios, tomó polvo y formó el cuerpo. (Super Psalmos 129,5).

    2.1. La forma terrestre

    9. Dios tomó polvo de la tierra’. Se toma polvo y una materia terrena toma la forma del hombre […] y, pasando de un estado a otro, es transformada por el trabajo y el cuidado de un artista. (Super Psalmos 118 iod 7).

    2.2. Humilitas, infirmitas, corruptio, corpus mortis

    2.2.1. Humilitas

    10. Pues no dice: ‘Me adherí al suelo’, sino que dice: ‘Mi alma se adhirió al suelo’, y somos invitados a comprender que se lamenta de la solidaridad del alma y del cuerpo. Hay muchas otras razones que nos hacen pensar que este sentido es más probable. Dijo el apóstol: ‘El cuerpo de nuestra humildad’, dijo el profeta: ‘Mi alma está humillada en el polvo’, dijo nuevamente: ‘Me has puesto en el polvo de la muerte’. Por lo tanto, o porque habitamos en el suelo de esta tierra, o porque hemos sido instituidos y formados a partir de la tierra, el alma que tiene otro origen, es considerada como unida a la tierra del cuerpo; ella misma emprende un grandísimo combate para desolidarizarse de aquel en el que habita, y tratar a su morada como si fuera peregrina.
    Aunque le precede en el tiempo, el profeta no ignora la palabra del Apóstol según la cual ‘los que se adhieren al Señor, están en un mismo espíritu (con él)’. Sabe también que él mismo ha dicho: ‘Mi alma se ha adherido a ti’. Además lee en la ley: ‘Caminarás detrás del Señor y a él te unirás’. Por lo tanto, desea adherirse más a él que al suelo. Pero, porque recuerda que por su consorcio contrajo una mancha de pecado, pide que, aunque su alma esté unida a la naturaleza terrestre y mortal, esté animada por la palabra de Dios para la vida que es la del cielo. Sabe en efecto que ahora está adherido al suelo y que no vive; pero pide a Dios, por quien viven los muertos, que lo vivifique según su palabra para la vida. (Super Psalmos 118 daleth 1-2).

    2.2.2. Infirmitas

    11. Si (la sustancia incorruptible) es triste hasta el miedo, débil hasta el dolor, temblorosa hasta la muerte: a este punto estará sujeta a la corrupción y caerá sobre ella un estado de completa debilidad. Será por lo tanto lo que no era, triste por la angustia, atormentada por el miedo, quebrada por el dolor. [...] (In Matthaeum 31,2).

    2.2.3. Corruptio

    12. Pues el que es de la tierra, también vuelve a la tierra de la cual fue tomado, estará adherido al cieno y barro en el que está metido, es decir, disuelto en el origen de la naturaleza de su cuerpo. (Super Psalmos 68,15).

    2.2.4. Corpus mortis

    13. El profeta sabe cuándo será la vida bienaventurada y verdadera de los vivientes. Ahora permanecemos en el polvo de la muerte y estamos en un cuerpo de muerte. […] Todavía llevamos, unida a nosotros, una materia sometida a la ley de la muerte y del pecado; y en la morada de esta carne frágil y débil, contraemos por su consorcio la mancha de una corrupción, y, si nuestro cuerpo no pasa a la gloria de la natura espiritual, no puede estar en nosotros la naturaleza de la vida verdadera. (Super Psalmos 118 gimel 3).