Presentación del Boletín de Espiritualidad Nr. 69

Miguel Ángel Fiorito sj







Presentamos dos trabajos que no tienen especial relación entre sí, fuera de la general que se da entre todos los temas de la vida espiritual.

1. »Vencer a sí mismo«

Así se titula el primer trabajo, escrito por C. Viard, jesuita francés: lo hemos tomado de la revista Christus 27 (1980), p. 236-247; y agradecemos su traducción a M. M. Bergadá.

El título son las palabras que usa san Ignacio en su segunda definición de sus Ejercicios Espirituales (EE [21]; la primera definición está en EE [1]): »Ejercicios Espirituales para vencer a sí mismo y ordenar su vida, sin determinarse por afección alguna que desordenada sea«.

Esta frase, fuera del contexto de los Ejercicios, puede hacer pensar en un »voluntario exagerado«, que todo lo centra en el esfuerzo personal; pero, en el lugar que ocupa dentro del pensamiento ignaciano, tiene un sentido muy exacto. Porque para san Ignacio hay »... tres pensamientos en mí, es a saber, uno propio mío y ... otros dos que vienen de fuera, el uno ... del buen espíritu y el otro del malo« (EE [32]). Y consiguientemente »vencer a sí mismo« es sobre todo vencer al mal espíritu que está en mí (sin ser de mí).

Así, pues, Viard nos habla, bajo este título de »vencer a sí mismo«, del »enemigo«, del conflicto con él y de la táctica del mismo.

Y concluye diciéndonos que, »para el ejercitante ... ›vencer a sí mismo‹ es vencer todo lo que hay, en él mismo, de ›mentira‹ y de ›ilusión‹. Es, por tanto, vencer al ›enemigo de natura humana‹ a la vez que a las propias resistencias ...«.

2. »La dimensión contemplativa«

Publicamos, bajo este título simplificado, el último documento – mejor, parte de él, porque incluye también en su original, el tema de »los religiosos y la promoción humana«, de la Sagrada Congregación para los Religiosos y los Institutos seculares. »El tema – de la dimensión contemplativa de la vida religiosa – fue elegido – nos dice la Sagrada Congregación en su introducción – en la última plenaria del año 1978, después de haberse enfrentado con la problemática del papel específico de los religiosos en el ámbito de la misión de la Iglesia en orden a la promoción integral del hombre, especialmente en sus aspectos sociopolíticos ...«. El trabajo completo sobre la dimensión contemplativa de la vida religiosa tenía, después de una primera parte en la que se intentaba una »descripción de la dimensión contemplativa«, dos grandes partes: la una, sobre los Institutos de vida activa, y la otra sobre los Institutos específicamente contemplativos.

Nosotros sólo publicamos, en este Boletín de Espiritualidad, la primera (descripción) y la segunda parte (orientaciones para los Institutos de vida activa), porque pensamos que trascienden el orden de los religiosos e Institutos seculares (de los que se ocupa la Sagrada Congregación) y puede interesar también a los sacerdotes y laicos simplemente tales.

Todos estamos llamados, en la Iglesia de Dios, a la santidad (Vaticano II, Lumen Gentium, 39-42), y en la respuesta a este llamado ocupa un lugar de privilegio la dimensión contemplativa de la vida, sea religiosa, sea sacerdotal, sea laical.

A momentos – y para darle más fuerza a lo publicado – hemos prescindido de unas pocas palabras o frases – o de párrafos enteros –; pero siempre lo hemos indicado con »puntos suspensivos«.

Hemos agregado, oportunamente, »Notas de la Redacción«, con la intención de completar el texto, viendo su aplicación en la espiritualidad ignaciana (la colección del Boletín de Espiritualidad no se contenta con la espiritualidad de la Iglesia o evangélica, sino que además se dedica expresa y conscientemente a la espiritualidad ignaciana).



Las citas que el documento da al pie de página, las hemos incluido en el mismo texto. Y, como Apéndice, publicamos el mensaje del Papa Juan Pablo II a la Sagrada Congregación – en la parte que nos pareció más interesante – (el texto completo del documento y del mensaje se podrá ver respectivamente en OR XII [1980], n. 50, p. 17 ss. y en OR XII [1980], n. 11, p. 1 ss.). En general, citamos además L’Osservatore Romano, salvo el Motu proprio Ecclesiae Sanctae, que se puede consultar en OR XVI [1966], n. 720, p. 1 ss.).







Boletín de espiritualidad Nr. 69, p. 1-2.